El derecho de los niños a ser originales
El estar a cargo de la educación de los hijos nos plantea el reto de ayudarlos en el inicio de su aventura en la vida para descubrir y potenciar sus habilidades y pasiones de tal forma que el alcanzar sus metas ocurra de manera plena y satisfactoria.
Como padres, creemos que sabemos cuál es el mejor camino para cada uno de nuestros hijos, pero en ese afán de que sean “exitosos” bajo nuestros términos o los de la sociedad en que vivimos, en ocasiones coartamos la libertad de tomar sus propias decisiones y, frustrados, terminan teniendo vidas convencionales y un potencial truncado.
Esos sueños que se desenvolvían libremente en la niñez, poco a poco ceden a una realidad impuesta… pero no tiene porqué necesariamente ser así. ¿Qué ocurre en nosotros para sucumbir al miedo de arriesgarnos a educar respetando la originalidad de nuestros hijos?
Echando una mirada a nuestra propia historia podemos encontrar pistas para comprender qué nos hace dirigir las vidas de nuestros hijos hacia uno u otro sentido. ¿Estoy contento con mis propias elecciones de vida?, ¿me sentí apoyado u obstaculizado por mis propios padres o mentores?, ¿qué emociones siento ante las decisiones que toman: temor, enojo, alegría, orgullo?, ¿me siento evaluado como padre con base a lo que ellos logran con su propio esfuerzo?
Ahora bien, ¿escucho a mis hijos cuando quieren platicarme sus sueños?, ¿soy paciente y dejo que ellos mismos luchen sus luchas o corro a resolverles sus problemas para que no sufran o no vayan a dar una mala imagen?
Si cuestionamos nuestro proceder ante la manera de aceptar o no a nuestros hijos, así como nuestros prejuicios y paradigmas, podemos ayudarlos a que descubran su identidad y puedan ser únicos y originales. Podrán aventurarse a explorar áreas nuevas, descubriendo y potenciando habilidades y gustos en un abanico más amplio. Además, les daremos herramientas para poder cuestionar y decir no a presiones sociales y prevenir situaciones de abuso tanto de pares como de otras figuras de autoridad.
Recuerdo el caso del ferry que se hundió frente a las costas de Corea del Sur en el 2014 lleno de estudiantes y un análisis posterior reveló que quienes sobrevivieron fueron los que no obedecieron la orden de quedarse quietos. Muchas víctimas estarían vivas si hubieran cuestionado esa orden pues se vio que había tiempo suficiente de ser evacuados y otros simplemente tirándose al mar hubieran podido esperar el rescate. Aunque este es un caso extremo, indica el estilo de educación en el que estaban inmersos.
Así, podemos advertir que siempre será preferible un hijo que defienda sus puntos de vista a uno que sea obediente y que, como diría William Deresiewicz, se convierta “en la oveja más excelente del mundo”.
Como presenta Adam Grant en su libro Originales, Los niños que crecen en ambientes restrictivos, buscan la aprobación de padres y maestros en lugar de inventar sus propias reglas o sus propios juegos. Es común encontrar maestros que hacen a un lado a los alumnos muy creativos, catalogándolos de problemáticos. En consecuencia, muchos aprenden a seguir el programa y mantener para sí mismos sus ideas originales.
Existen muchas evidencias más del favor que hacemos tanto a nuestros hijos como a nosotros al ayudarlos a ser creativos e independientes. Una frase que repito con frecuencia es “estamos educando adultos”. El tiempo pasa deprisa y nuestros bebés, de pronto son adolescentes y jóvenes que deben encontrar su lugar en el mundo.
A continuación presento 10 recomendaciones de Adam Grant y otros expertos en el desarrollo de la creatividad, para fomentar la independencia y originalidad en nuestros hijos:
- Busca que no sean hijos pasivos que acepten tu palabra como la última.
- Entre tus hijos, deja que cada quien tenga un nicho o área única que lo distinga de sus hermanos y amigos.
- Dale acceso a modelos creativos e inspiradores de la literatura, maestros, familiares, amigos, etc.
- Aprovechemos la gran cantidad de información a que tienen acceso para que cuestionen y formen su propio punto de vista. Anímalos a ver un mismo acontecimiento desde distintos marcos de referencia.
- Ayúdalos a reconocer y seguir su intuición, esa voz interna que alerta o anima a tomar decisiones adecuadas.
- Favorece que tengan acceso a experiencias diferentes: viajes de estudio/trabajo, aprender idiomas, cursos, deportes nuevos…
- Promovamos que la educación sea un medio para crear, innovar y producir.
- Anímalos a trabajar muy duro: entre más experimenten, más fácil llegarán a resultados innovadores.
- Recuérdales que nos arrepentimos menos de lo que hacemos, de lo que no hacemos. ¡Anímalos a experimentar!
- Guíalos para que puedan ver los problemas con una mirada fresca, y logren soluciones creativas y diferentes a lo acostumbrado.
En la medida en que exploremos nuestro propio estilo y características y acompañemos a nuestros hijos en su propio conocimiento, seremos un puente y no un obstáculo para que alcancen sus sueños.