DETOX DIGITAL, Liberándonos de la tecnología
El uso excesivo de la tecnología es una nueva forma de adicción que está cambiando la forma de relacionarnos y retando nuestra salud física y emocional.
El revisar las redes sociales, correos, blogs, etc. provoca una recompensa que nuestro cerebro detecta como placentera. Y al tener el celular o computadora al alcance de la mano gran parte del tiempo, es mayor la cantidad de dopamina y, por tanto, la sensación de bienestar. El círculo perfecto para formar rápidamente una adicción.
Por otra parte, cada vez es más evidente que nuestros teléfonos inteligentes nos están robando capacidad mental. Operaciones matemáticas tan simples como calcular una propina, son ahora resueltas por una aplicación que nos hace el trabajo; los números de teléfono, cumpleaños, compromisos en la agenda, nos son dados rápidamente por nuestros móviles –que alimentan toda una red que se vuelve más eficiente mientras que nuestras neuronas desaprovechan las oportunidades de conectarse.
También nuestra capacidad de relacionarnos efectivamente con los demás en vivo se reduce, junto con nuestros niveles de felicidad. Existe evidencia científica que correlaciona el uso excesivo de la tecnología con trastornos del sueño y alimentación, ansiedad y depresión. El que estemos conectados la mayor parte del tiempo al bombardeo de noticias, trabajo, mensajes de amigos, etc. puede aturdirnos, estresarnos y envía, a quienes están físicamente a nuestro alrededor, el mensaje de ser menos importantes que aquello que cautiva nuestra atención.
En mi consulta como psicoterapeuta, es frecuente escuchar en los jóvenes, relatos de discusiones ocurridas vía mensajes de texto que están cargadas de malentendidos; incluso llegan a terminar relaciones sin verse en persona, pues carecen de las habilidades sociales para comunicarse y aclarar temas importantes de frente. Simplemente no saben cómo hacerlo.
Aunque cada vez hay más conciencia de los efectos adversos del abuso digital, hay varias razones por las que es complicado dejarlo. En primer lugar, que es un problema social: miles de personas van ampliando la red y no quieren quedarse fuera. De ahí que naciera el fenómeno de FOMO, por sus siglas en inglés “Fear of Missing Out” que es una versión moderna del miedo a la exclusión. Antes de las redes sociales, si no sabíamos lo que hacían nuestros amigos o conocidos, no nos importaba, pero ahora nos enteramos con un clic. Esto puede generar la creencia de que los demás tienen vidas más interesantes o cuestionar la forma en que nosotros llevamos la nuestra, lo cual alimenta el mismo miedo.
Por otra parte, alejarnos de las pantallas es complicado, sobre todo porque del otro lado, están miles de personas trabajando para romper nuestra capacidad autorreguladora al inducirnos a continuar viendo la siguiente serie, tweet, foto, o comprar productos novedosos con ofertas irresistibles… Esto multiplica los patrones compulsivos y dificulta la capacidad de detenerse, reflexionar y decidir.
Además, como herramienta laboral, el internet nos brinda oportunidades extraordinarias, sin embargo, si no ponemos límites, podemos estar en contacto permanente con clientes, proveedores, jefes, etc. lo cual, aunque nos lleva a ser más productivos, se contrapone con los tiempos de recreación y descanso.
Para todos aquellos que hemos caído en las redes de los aparatos que, como celosos tiranos exigen atención permanente, existe una buena noticia: podemos liberarnos y retomar el control de nuestras vidas. He aquí algunos consejos:
- Programa tiempos de trabajo sin distracciones. Apaga las notificaciones o, si puedes, ponte en “modo avión” mientras requieras concentración en tu trabajo. Serás más productivo.
- Desconéctate de las redes sociales por periodos de tiempo que tú definas. De esa manera podrás sentir que tienes control sobre su uso.
- Deja de seguir a personas que no sean cercanas. Así asegurarás la función de conectarte y no solo ver fotos o comentarios que no te sean relevantes.
- Guarda tu celular en tu bolsa o maletín en vez de traerlo en la mano. Verás que pocas cosas son realmente urgentes.
- Elimina los correos de tu teléfono. Limítate a contestar correos cuando estés sentado en tu computadora. Tendrás además la ventaja de hacerlo con más atención y cuidado.
- Al llegar a tu casa, déjalo en un solo lugar y que no te acompañe a todas partes. Dedica conscientemente tiempo de calidad para conectar con tu familia.
- Introduce buenos hábitos que suplan el tiempo que dedicas a las redes sociales. Tomando conciencia del tiempo que se fuga atendiendo el celular (existen aplicaciones como “Moment” que puede ayudarte a contabilizarlo) podrás ahora aprovecharlo para practicar un deporte, meditar, leer, jugar con tus hijos, etc.
- Practica la intención. Cuando entres a buscar algo a Youtube, por ejemplo, revisa sólo eso, no continúes viendo los videos que te sugieren o que sigan después del que te interesaba.
El objetivo es retomar el balance y el control de nuestras vidas, estar más conscientes y cuestionarnos si los aparatos nos sirven a nosotros o nosotros a ellos y a quienes están detrás de ellos.
Publicado en la revista BCM Woman 54 Septiembre/Octubre 2018.