Ritos fúnebres; así han cambiado
Periódico El Norte. Jueves 2 de noviembre de 2023
Daniel De la Fuente
Con esto cambiaron también el modo de mirar la muerte y hasta los duelos. Quizá el fallecimiento se ha desnaturalizado al tratar de evadirlo, quitándole ritos que eran vistos como obligatorios e incluso necesarios para comenzar a vivir un duelo.
¿Qué piensas de la muerte?
Dos tanatólogas de la Ciudad tienen opiniones al respecto.
LONGEVIDAD
La psicoterapeuta Lorena Morales afirma que, en definitiva, la sociedad actual tiene una idea muy particular de la muerte.
“Antes se veía como algo más natural, hoy en día es más frecuente que se dé en entornos médicos, lo cual vuelve más complejo morir, ya que por un lado se puede reducir el sufrimiento físico, pero también más desgastante el final de la vida”, explica.
La especialista en tanatología dice que un aspecto positivo es que hay mayor apertura en la discusión alrededor del tema.
En contraste, señala, hay una mayor negación de la muerte, y esto hace que se busque la “eterna juventud”, a través de una vida más sana con el cuidado de la alimentación y el ejercicio, así como cirugías plásticas y tratamientos para lucir joven.
“Considerar la muerte como algo lejano hace que se pueda dejar de lado prepararse para trascender”, apunta.
Esta falta de preparación también puede impactar en quienes viven muchos años, afirma Alicia Hinojosa, presidenta de la Fundación Elisabeth Kübler-Ross México.
“Hoy la gente vive mucho más, lo que provoca que algunos sientan que no tienen qué ver en la vida porque todos a su alrededor ya se murieron: amigos, familiares, a veces hasta los hijos”, comenta. “Esto puede llevar a algunos a sentirse solos, con ideas suicidas, precisamente por esta sensación de abandono, de que ya no son útiles”.
INSENSIBILIZACIÓN
Hinojosa, psicooncóloga y especialista en cuidados paliativos, afirma que tantos años de violencia excesiva han normalizado en algunos la relación de la muerte con lo estrujante.
“Al principio nos espantábamos de tantos muertos en el día, ver gente colgada, que encontraban cuerpos, pero al pasar del tiempo esta noticia tan común se ha normalizado”.
“Este acceso constante a situaciones violentas puede llevar a una desensibilización como una forma de defenderse psicológicamente ante realidades tan terribles, lo que reduce la capacidad de asombro y de ser compasivos, así como al aumento de sensaciones de inseguridad y de emociones como miedo, ansiedad o tristeza” comenta Lorena Morales.
“En este sentido recomiendo reducir lo más posible la exposición a este tipo de información y fomentar prácticas que promuevan la empatía y nos conecten con los demás”, dice Morales. “Que sentirnos vulnerables nos lleve a disfrutar más la vida, no a vivir temerosos ante la muerte”.
RITUALES ‘EXPRESS’
Por muchos años los funerales duraban un par de días, las funerarias permitían que los deudos se quedaran durante la noche con su familiar y se organizaban misas.
Hoy los funerales son más cortos y no se le da la misma importancia al tiempo de duelo como antes.
Para Morales, esto da la impresión de que estar triste es algo mal visto y, por lo tanto, se sufre más en privado.
Hinojosa está de acuerdo: “A nadie nos gusta sufrir, pero las cosas ya no son como antes: había funeral, misas, ahora todo es exprés, todo se hace en un día o en medio día, pero se nos olvida que esos rituales son para la gente que queda viva y, si volviéramos a hacerlos como antes, sin evadir tan pronto el dolor, nuestro duelo sería más natural”.
Pareciera que esto quedó como legado de los peores meses del Covid, donde no hubo posibilidad de despedirse de los seres queridos y se cancelaron los servicios funerarios.
“La pandemia nos hizo enfrentarnos con una posibilidad muy cercana de vivir la muerte en nosotros o en nuestros seres queridos”, asevera Morales. “Por otra parte, la cotidianidad del tema generó en muchos una especie de anestesia emocional.
“Otro cambio que afectó enormemente la vivencia de la muerte y el duelo fue la modificación de las prácticas funerarias al no poder velar a los muertos y tener los ritos tradicionales de despedida”.
¿LA MUERTE HA DEJADO DE ESPANTAR?
No queda claro en qué puede espantar la pérdida de la vida si la sociedad transita entre violencia en las noticias, en su vida cotidiana y en el entretenimiento. Acaso sea porque es la muerte de otros, no la de alguien cercano, la que no perturba.
Hinojosa cree que se ha perdido el miedo, porque lo que ha hecho la sociedad es evadir la esencia del tema.
“Espanta, da miedo”, expresa. “A mí me gustaría que hubiera más educación y veamos la muerte como parte de la vida”.
Morales afirma que el que espante o no la muerte tiene que ver más con la manera como vivimos.
“Es importante reflexionar en nuestra mortalidad como una forma de evaluar cómo estamos ocupando el precioso tiempo que tenemos y nos enfoquemos en las cosas importantes, en el legado que dejaremos y así, llenemos de sentido nuestra vida”.
Y tú, ¿cómo te llevas con el tema de la muerte?
FRIVOLIZACIÓN
Una tendencia, señala Hinojosa, es subir fotos de los funerales o incluso con el familiar en agonía a manera de despedida.
“Creo que es una falta de empatía para la persona que muere y para sus familiares”, comenta. “Lo hacen para sentirse víctimas y que la gente diga: ‘Pobre, está sufriendo'”.
Morales, a su vez, entiende esta acción al estar inmersos en la cultura de la sobreexposición: subir fotos con el familiar fallecido o en el hospital puede ser para recibir atención y visibilidad a través de las reacciones de quienes los siguen, así como una forma de lidiar con el duelo, compartiendo un dolor que no se puede contener o buscando hacer un homenaje.
“El tema es que, aunque se ha normalizado compartir en redes la mayor parte de la vida, hay una línea donde se puede faltar el respeto a la privacidad y mostrar una carencia de empatía y sensibilidad hacia el enfermo o persona fallecida, así como a los que están sufriendo la pérdida y que pueden sentirse agraviados”.
Tomar “selfies” o fotos desde funerales para compartir en redes sociales, enfatiza Morales, pudiera explicarse como una forma de trivializar la muerte, intentar reducir su impacto emocional.
“Es importante considerar que existen regulaciones en las redes sociales y se pueden violar con este tipo de imágenes, que, además, pueden ser perturbadoras para quienes las reciben en sus dispositivos”.