Compasión: una ruta a la felicidad

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Imelda Robles y Daniel Santiago

Monterrey, México(11 junio 2023).- Todos buscamos siempre cómo sentirnos mejor y eso lo perseguimos incesantemente en el exterior.

Pero la realidad es que, con cierta frecuencia, el vacío sigue. Y entonces surge el cuestionamiento: ¿cómo realmente se puede alcanzar la felicidad? Explorando esta pregunta hay algo en lo que diferentes religiones, psicoterapeutas, activistas e incluso la ciencia coinciden: practica la compasión.

¿Sabes qué significa? La compasión, en términos generales, se define como un sentimiento en el que reconoces el sufrimiento de otros y buscas aliviar ese dolor.

En tradiciones como en el budismo Kadampa esto va mucho más allá, porque la compasión se refiere a una mente motivada por el amor a los demás.

“Para nosotros la compasión siempre surge del amor o estima por los demás, y no sólo es el deseo de que se liberen de su sufrimiento”, explica el monje budista Kelsang Damcho, maestro del Centro de Meditación Kadampa de Monterrey, ubicado en la Colonia Altavista.

Quienes desarrollan esta práctica afirman que se vuelve algo tan poderoso que puede transformar tu vida positivamente y la de todos a tu alrededor.

TRANSFORMA EL DOLOR

En ocasiones uno puede creer que no tiene nada qué ofrecer a los demás. ¿Cómo puede comenzar a desarrollar la compasión alguien que siente que ha sido lastimado o que atraviesa por una situación muy difícil en su vida?

Damcho indica que si atraviesas por un momento doloroso esto te puede ayudar a entender lo que sufren los demás.

“Si miramos o pensamos en las personas que padecen una situación similar o que sufren situaciones mucho peores surgirá nuestra compasión y esta mente reduce nuestro sufrimiento”, señala el monje budista.

“Porque la compasión, aunque observa el sufrimiento y lo considera insoportable, trata de una mente totalmente positiva que se enfoca en la solución.

“La compasión nos mueve, nos obliga a crecer. Es una mente muy fuerte que no se desanima”.

Un ejemplo de cómo es posible transformar el dolor propio en servicio a los demás es Verónica González, quien tras la pérdida de su hijo Cesarito, de 3 años, diagnosticado con cáncer, se volcó en ayudar a otras mamás que enfrentan lo mismo.

El pequeño partió en el 2012, año en que nació Apadrina un Niñ@, hoy consolidada como asociación civil y una de las principales que en el 2019 levantó la voz cuando comenzó el desabasto de medicamentos para niños con cáncer en Monterrey.

Esta organización, que inició ayudando con comida y artículos de higiene, transformó sus funciones movilizándose para conseguir los fármacos faltantes para niños no sólo de Nuevo León, sino del noreste de México.

“Dicen que el que ayuda no hace más que ayudarse a sí mismo y es una frase muy cierta, porque en la medida en que apoyamos y somos solidarios con los demás, encontramos en nuestro interior a nuestro ser luminado para poder seguir adelante”, comparte Verónica.

“Tenemos ese libre albedrío de decidir qué es lo que queremos hacer con ese dolor, y la mejor manera de sanar todo lo que tenemos dentro es a través de los apoyos que podamos dar tanto a fundaciones, familiares, a personas que conocemos y que están pasando por una situación difícil”.

SÉ COMPASIVO CONTIGO

Lorena Morales, psicoterapeuta y tanatóloga, apunta también la importancia de ser compasivo con uno mismo, como punto de partida para así serlo con los demás.

Esto significa hacer las paces contigo, con tus procesos y ser responsable de tomar acciones necesarias para mejorar. Conectar con tu interior es el primer paso para hacerlo a profundidad con otros.

Una de sus recomendaciones es buscar espacios de paz para reflexionar y comprender a los demás.

“Ser compasivos es un elemento clave para autorregularnos emocionalmente y regular a otros”, dice la especialista.

“Implica interesarnos en conocernos y reflexionar en nuestras vivencias sin juicios; entender el contexto en el que sucedieron, centrarnos en el aprendizaje y así experimentar el proceso de sanarnos y transmitir esta salud a nuestro alrededor”.

Enfatiza que ser una persona compasiva no significa tolerar abusos: se deben poner límites y alejarse de personas o situaciones que nos han dañado. En este sentido es importante buscar ayuda profesional si lo necesitas.

VE A TU INTERIOR

Para el Padre Luis Eduardo Villarreal, fundador en el 2008 de Casanicolás, uno de los albergues pioneros de Nuevo León que protege los derechos de personas migrantes, la compasión es la mayor estatura que puede alcanzar la condición humana.

Él habla de una compasión racional en la que no basta sentir el dolor del otro, sino actuar para ayudarlo.

“Yo puedo llorar con una persona que atropellaron, pero me olvido de hablarle a la ambulancia”, ejemplifica.

¿Cómo se desarrolla esta compasión?, se le pregunta al sacerdote.

“Esta capacidad es fruto de un trabajo espiritual, un trabajo que tiene que ver con detener mi ritmo de vida, detenerme para buscar dentro de mí esa voz interior”, responde Villarreal.

“Si no vamos al interior no seremos capaces de detenernos cuando alguien necesita ayuda. No seremos capaces de acercarnos a alguien para conocer su dolor, su historia y acompañar, atender y así ayudar a sanar las heridas”.

El sacerdote, quien practica la meditación, coincide en dedicar por lo menos 20 minutos al día en un lugar a solas a reflexionar, resolver, darte cuenta que hay gente sufriendo y desarrollar la capacidad de ayudar.

NO DAÑES A OTROS

Damcho, maestro del Centro de Meditación Kadampa de Monterrey, comenta que puedes detenerte a analizar todos los problemas y sufrimientos que una visión egoísta generan en ti y en los demás y, por el contrario, ver los beneficios de una compasiva.

¿Cómo ser compasivo en nuestras actividades diarias?

La compasión es una mente que se debe generar y mantener, subraya, y si por el momento sientes que no puedes beneficiar a otros, cuando menos abstente de perjudicarlos. Esto ya es un gran paso.

“Sólo tener en cuenta a los demás y evitar causarles cualquier daño ya es de mucha ayuda para nosotros y los demás. Aunque tengamos poco tiempo y muchas ocupaciones siempre podemos cambiar nuestra mente y visión por una compasiva”.


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