El cuerpo de los niñ@s como lienzo de sus emociones

Enrique acude frecuentemente a la enfermería de su escuela primaria con dolor de estómago; Alicia, de 7 años, padece dolores de cabeza y se marea cuando van de camino a casa de sus tíos; Pedro, de 10 años, ha desarrollado una irritación en la piel que se exacerba cuando está en situaciones sociales. ¿Qué tienen en común estos 3 casos? Los niños han desarrollado manifestaciones psicosomáticas, es decir, síntomas físicos que tienen una importante participación de factores emocionales en su origen y mantenimiento.

En la mayoría de las situaciones, la primera reacción de los padres o cuidadores, es darle al niño una atención médica, que puede aliviar los síntomas, más éstos seguirán presentándose mientras no se atienda el origen del malestar. ¿Qué hacer cómo adultos para poder ayudar?

Primero, observar al niño y explorar: ¿Cuándo se presenta con más intensidad el síntoma (dolor de cabeza, estómago, mareo…)?, ¿Qué ocurre alrededor del síntoma? (cómo reacciona el niño, los padres, maestros, amigos), ¿Qué pudiera estarlo ocasionando? (ansiedad ante alguna situación específica, miedo, tristeza, alguna pérdida).

Dado que los niños pequeños carecen de la madurez cognitiva y el vocabulario para expresar con palabras su malestar emocional, es importante ayudarlos a expresar a través del juego, dibujos u otros medios de expresión, la fuente de su preocupación para poder comprender y darle una ayuda adecuada. En ocasiones es necesario acudir con un psicoterapeuta que ayude a descifrar y tratar el problema, quien además tenga un contacto directo con el pediatra o especialista que lo esté tratando, para poder brindar un abordaje integral.

Es de vital importancia entender todo lo que le sucede al cuerpo y mente del niño de manera global, tomando en cuenta además el sistema mayor que abarca su casa, su escuela, familiares, amigos, maestros, etc. e intervenir con cambios pertinentes en el ambiente que lo rodea, pues sólo así se podrá lograr y mantener su salud y bienestar.