El derecho de los niños a convertirse en adultos
Julie Lythcott-Haims, ex decana de la Universidad de Stanford y autora del libro “How to raise an adult” (2015, Henry Holt and Company) estuvo en Monterrey en días recientes impartiendo una interesante conferencia dedicada a académicos y padres de familia regiomontanos.
He tenido la oportunidad de leer su libro. En él plantea casos que se viven en la comunidad de Stanford que resultan muy similares a lo que vemos en nuestro entorno. Sobre todo, lo que se refiere a los jóvenes estudiantes de carrera y la relación con sus padres como “coaches, amigos, asesores, managers” que supervisan intensamente los pasos de sus “niños” e intentan a toda costa protegerlos y abrirles el camino en un intenso deseo de conducir sus vidas hacia el éxito y evitarles cualquier fracaso.
La autora reprocha esta conducta y para hacer más clara la gravedad de la misma, pone como ejemplo que si a una mariposa se le ayuda a abrir el capullo, una vez fuera no será capaz de volar, pues requiere del esfuerzo de salir del mismo a través de un pequeño orificio, para que le llegue a sus alas el fluido necesario para emprender el vuelo.
En mi experiencia personal, a través de la consulta privada, han llegado padres preocupados pues temen dejar ir a sus hijos ya que no los creen capaces de resolver los problemas del mundo adulto, tampoco creen que ellos puedan llegar a tener vidas exitosas sin su constante supervisión. Así, les piden que les manden mensajes, que les informen su localización al llegar a una fiesta o a la misma universidad, incluso fotos de los amigos con quienes se encuentran, y en el primer contratiempo, están listos para salir a “rescatar” a sus hijos.
Los hijos, lejos de sentirse “cuidados o amados”, reciben el mensaje tanto de no ser dignos de la confianza de sus padres, como de ser incapaces de manejar sus vidas.
Y esto comienza desde niños cuando los sobreprotegemos y no dejamos que asuman las consecuencias naturales de sus acciones, al evitarles disgustos e incomodidades y fomentar el que se sientan merecedores de tratos de príncipes y princesas.
En este sentido, Lythcott-Haims recomienda a los padres como base del éxito profesional futuro, el darles a los hijos tareas en el hogar. Éstas, entendidas como responsabilidades que los lleven a tener un sentimiento de autoeficacia que conduzca a su propia independencia.
Considero importante revisar nuestras conductas como padres y educadores: analizar y cuestionarnos qué es lo que nos impide soltar a nuestros hijos y manejar estos aspectos de tal forma que podamos vivir nuestras vidas y dejemos que ellos enfrenten sus propias dificultades y aciertos.
Hay que dejarlos salir del capullo para convertirse en los adultos independientes que esperamos que sean.