Y tus hijos ¿qué influencers siguen?

 en Revista BCM
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Para quienes somos papás de millennials y centennials, un tema que nos resulta novedoso y a la vez, digno de atención, es el auge de los influencers en los medios digitales.  Influencers son personas que destacan al tener desde miles hasta millones de seguidores en redes sociales como Instagram, Facebook, Twitter y Youtube, y que poseen credibilidad en ciertos temas sobre los cuales opinan y crean tendencia.

Ha sido tal el fenómeno de los influencers, que hoy en día no es raro escuchar niños que aspiran a serlo y comienzan sus pininos haciendo videos que algunas veces se viralizan.  Con este recurso, resulta fácil de cumplir la profesía de Andy Warhol, que en el futuro todos llegarían a tener sus 15 minutos de fama.  Parece un valor que está subiendo escaños rápidamente.

Ante este auge, surge la pregunta, ¿por qué han tenido tanto éxito los influencers entre las nuevas generaciones?  Podemos destacar algunas razones:

En primer lugar, el tener integrada la tecnología digital a sus vidas prácticamente desde el nacimiento, hace que el recurrir a internet les resulte natural para hacer cualquier búsqueda y el seguir influencers es una forma de obtener información de alguien en quien confían, en un sinfín de temas: fitness, moda, música, ocio, etc.

Los jóvenes se sienten atraídos por lo que consideran auténtico y sienten congruente.  Por eso siguen a personas comunes y corrientes que ven como sus iguales, que hablan el mismo lenguaje y con quién se pueden sentir identificados, más que a estrellas consumadas o profesionales.

Por otra parte, este segmento de cibernautas, ha crecido en la era de la distracción y la inmediatez, lo que hace que busquen bits –preferentemente audiovisuales—más que textos elaborados a profundidad y qué mejor que preguntar a alguien que consideran cercano, como un influencer, su opinión sobre un tema en el que es reconocido.

Generalmente, los influencers son personas extrovertidas, divertidas, que entretienen y conectan con sus seguidores ayudados por el gran contenido emocional que transmiten en sus mensajes.  Son irreverentes, cuestionando lo establecido y brindando opciones atractivas y experiencias prometedoras que se salen de lo habitual, justo lo que estas nuevas generaciones desean.

Existen diferentes tipos de influencers: foodies, gamers, los que promueven challenges, los vloggers (que a diferencia de los bloggers que escriben, éstos graban videos de su día a día), los viajeros que presentan experiencias idílicas, etc.  También hay quienes buscan atraer seguidores para promover causas sociales, crear conciencia o dar consejos para mejorar la calidad de vida en un tema determinado.

Sin embargo, no lo hacen por simple notoriedad.  Por lo general, los influencers promueven actividades y productos financiados por marcas que aprovechan este medio para llegar a gran cantidad de seguidores y generar ventas.  Aunque esta práctica se realiza generalmente de manera velada, ya se está empezando a regular obligándolos a poner hashtags como #ad #sponsored o #advertisement, para evitar que los seguidores sean engañados.  Incluso dentro del éxito que está teniendo, ya se cuenta en España con un curso universitario para convertirse en influencer, con Ágatha Ruiz de la Prada a la cabeza.

En realidad, uno de los principales motores de los influencers es el factor económico y, por tanto, el aumento en el consumismo y la presión para poseer vidas perfectas con cuerpos perfectos, la alimentación, viajes, ropa, vida social, etc. que cumplan con un estándar digno de la imagen más editada del Instagram.

Comprendiendo estos factores podemos abocarnos a conocer qué información están consumiendo nuestros hijos a través de sus dispositivos electrónicos y así, orientarlos en la formación de criterio al elegir a quiénes siguen, reconociendo el trasfondo de cada uno.

¿Has visto a quiénes siguen tus hijos? ¿Qué tipo de mensajes reciben? Enséñalos a cuestionar lo que ven y escuchan, a identificar cómo se sienten con esos mensajes y si van acordes con sus valores.  Que no sean followers pasivos y objeto de la manipulación mercadotécnica, que no sigan retos virales vacíos, que administren su tiempo frente a las pantallas para priorizar el tiempo de estar presentes con las personas que los rodean.

Por otra parte, busquemos nosotros mismos continuar siendo influencers en su vida.   Interesarnos en cómo avanza la tecnología y cómo se transforma la mentalidad del mundo para, más que luchar de frente contra las tendencias, aprender de ellas y hacer llegar nuestros mensajes con más fuerza y de manera más efectiva.  La mejor manera de poder influir en ellos es estando cerca, fortaleciendo nuestra relación, interesándonos en su vida y acompañándolos en lo que van viviendo.

Finalmente, seamos y enseñemos a nuestros hijos que todos somos influencers desde donde estamos.  Que sepan que podemos influir de forma positiva con acciones tan pequeñas como un gesto amable, un acto de agradecimiento, el interés que se pueda tener en alguien que la está pasando mal, simplemente hacer bien nuestro trabajo.  Pues conductas tan insignificantes se mueven de forma silenciosa en ondas expansivas y finalmente pueden ser tan poderosas como el más famoso rey de las redes sociales.

 

Publicado en la revista BCM No. 92, Abril/Mayo 2019


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